El sureste mexicano está lleno de fantásticas historias, leyendas y mitos que permiten adentrarnos en el ancestral mundo de la antigua civilización maya. Si alguna vez usted ha visitado la Península de Yucatán, Cancún o la Riviera Maya, seguramente habrá escuchado hablar del venenoso árbol que crece en la selva del sur de México, llamado Chechén , así como de su contrario, el Chacá .
Entre los pueblos mayas de actualidad, aun se cuenta la historia de dos hermanos, Kinich y Tizic, ambos valientes guerreros con fuerza similar, pero con diferentes personalidades. Kinich – el más joven de los era amable y cálido como el sol, muy querido y respetado por todo el pueblo. Su hermano Tizic en cambio,era frío de corazón y temido por su mal carácter.
Un día, Kinich conoció a Nicté-Ha, una hermosa jóven de ojos negros, dulce sonrisa y cálido corazón.La más exquisita creación de los dioses. Desafortunadamente, la belleza de Nicté-Ha no pasaba desapercibida por Tizic.
Los dos hermanos se habían enamorado de la
misma mujer.
La calidez del alma de Nicté-Ha había
conmovido el frío corazón de Tizic, razón por la cual el feroz guerrero desafió
a su hermano por el amor de la hermosa doncella.
Los dioses, al ver esta situación,
cubrieron el cielo de nubes negras y la luna se ocultó por varias noches.
Lamentablemente, la batalla terminó trágicamente ya que ambos hermanos
murieron, dejando al pueblo entero de luto por la pérdida de sus dos guerreros.
En el otro mundo, Tizic y Kinich se
arrepintieron de sus actos, se habían dado cuenta de que nunca volverían a
estar con su amada. Así pues, ambos rogaron a los dioses por una
oportunidad para ver a Nicté-Ha una vez más.
Y de cierta manera, así lo concedieron.
Tizic fue convertido en un árbol de Chechén, su malvada alma aun ocasionando
problemas, pues la savia negra del Chechén quema la piel de todo aquel
que lo toca. Para enmendar el daño ocasionado por su hermano, Kinich fue
transformado en Chacá, un árbol cuya savia cura y reconforta las heridas del
Chechén.
El destino de Nicté-Ha también fue trágico, lamentablemente pereció de
tristeza al enterarse del destino de los hermanos.
Sin embargo, los dioses también fueron amables con ella, permitiéndole
renacer como una hermosa flor blanca que crece cerca del agua.